
Ayer me regalaron un libro: El viaje del Elefante, de José Saramago. Leo la contraportada y me paro a pensar. Reflexión, viajes... Sí, definitivamente, ese debe ser el tema de hoy, no puede haber otro mejor. Me siento delante del portátil para contarte una historia, quizás real, quizás ficticia, pero que no es más que un sueño. Hoy, por qué no, estoy dispuesto a contarte mis verdaderos sueños.
Nací un 10 de junio de 1991, en aquel año comencé yo mi viaje. El único viaje que verdaderamente creo que exista como tal: el viaje de mi vida. Han pasado muchos años, quizás pocos para muchos de los que me leeis, pero para mi ya resultan bastantes. Son muchas las experiencias que he vivido a lo largo de este tiempo, muchas y variadas, las cuales no tengo ni la más mínima intención de contarte ahora. Sé que estarás pensando que no tengo la experiencia suficiente en la vida, es cierto, no la tengo pero tú, con perdón, tampoco la tienes. Yo creo que la experiencia nunca se llega a ganar del todo. Es imposible. Trato cada día de aprender más, de ser persona, de formarme para la vida, y cada vez que lo intento, veo que la experiencia, esa de la que hablamos tantas veces, nadie, ni tú ni yo, la tenemos.
Fui algo cabroncete de pequeño, lo de ser hermano pequeño siempre afecta, pero todo eso he intentado superarlo, por suerte. Y llegué a la mayoría de edad, tras un largo, o pequeño como tú quieras verlo, recorrido. Estoy a punto de dar un vuelco a mi vida sin saber aún bien cuales van a ser sus verdaderas consecuencias. Comienzan ahora mis verdaderos sueños.
Me he planteado durante tiempo mi futuro. Ya sabes que soy de esos que creen que los sueños, algún día, y aunque sean sueños, puedan cumplirse. Y no es que haya visto muchas películas de Disney de pequeño para tener que estar tan obsesionado con el sueño, pero creo que si hay algo que puede definirme es que soy un utópico pero no utópico en el sentido de imposible, sino utópico en el sentido de "hoy es imposible pero mañana... ¡quien sabe!". Así me gusta verme, y asi espero seguir viéndome. Y es que cuando me planteé estudiar Derecho, todo el mundo me decía "por fin un abogado en la familia" o... "siempre está bien tener a alguien de mano". Ojalá eso no sea cierto. Es posible que yo cambie pero nunca pretendo quedarme como un esclavo del trabajo. Me refiero a que no quiero ir y venir todos los días de un bufetes Ojalá eso nunca sea así. Ahora estarás pensando que pretendo una vida inalcanzable, es posible, pero de ahí que me guste soñar.
A decir verdad, siempre me ha fascinado la política. No es que me fascinen los políticos (difícil es esta tarea), aunque no puedo negar mi admiración por algunos, sino que es la política en sí lo que llama mi atención. Es ahí donde entran mis sueños. Y es que veo la política como una herramienta que podría cambiar la vida pero que hasta ahora, en multitud de casos, no se ha sabido utilizar. No puedo negar mis simpatías hacia ciertos grupos políticos, pero tampoco mi afiliación total. Considero que hay que ser críticos a la vez que autocríticos. Y te vuelvo a repetir, una persona puede ir y venir de su casa al trabajo y hacer pequeñas cosas por cambiar el mundo, pero no dejarán de ser eso, "pequeñas cosas" que sí, ayudan, pero no resuelven. Y es que no quiero ayudar, sino resolver, que ya lleva implícito ayudar, y en eso espero basar mi vida. Ese es mi sueño y espero seguir manteniéndolo los años que vengan por delante. Así quiero que sea mi viaje, así quiero que sea mi sueño...
· Daniel ·