¿Europa? ¿dónde?

Doy gracias que por tres días no tengo el derecho a votar en estas elecciones. Nunca me había sentido tan defraudado por una familia política que se acerca a límites insospechados. Es bien sabido que por término general, cuando nos referimos a un político estamos hablando de cantamañanas, ladrón en potencia y representante de ideas ambiguas. Pero a lo que hoy me refiero, esta definición se queda corta.

En un momento crucial en el que se debate acerca del futuro de la Unión, las tensiones llegan al rojo vivo. Nunca había visto tal maraña de ineptos representando a un país de, con perdón, irresponsables, que permiten que la plana Mayor (sí sí, con mayúsculas) de unos partidos que caminan en la confrontación se dirijan este domingo a las urnas.

Cuando hace ya veintiséis años que entramos en Europa la ilusión llenaba a los ciudadanos de entonces. ¿Qué pasa hoy? ¿Ya no nos interesa Europa? Desde luego, no nos debería importar lo más mínimo si confiamos en aquellos que son candidatos. Y en mi lista no se libra ni uno. Porque en un país en donde la crisis azota a ritmo de latigazos es inaceptable que unos y otros se lancen palabras en forma de puñetazos. Es inaceptable que el área más anticuada, retrógrada y que se ha equivocado de siglo para presentarse a unas elecciones, esté liderando los sondeos. Así como que los que esta vez lleven las de perder no sean capaces de sacar limpieza de este asunto y, lamentablemente, parece que cada día se parecen más al contrario.

Nunca me he sentido tan defraudado. Jamás. Porque en donde debería primar la información al ciudadano y la transparencia en los proyectos, todo se enturbia en una gris cortina de humo en donde flotan trajes, fetos y un gran conjunto político que navega hacia la más estúpida imbecilidad, políticamente hablando claro.

Porque en este país tan progre de Alianzas y de Expos y de ejemplo mundial (en fútbol claro, porque en otra cosa no se yo), es lamentable el clima político que se respira, en un ambiente cargado de nubes en donde las tormentas no paran de descargar a uno y otro bando.

Se dice que cada uno tiene lo que se merece. Si esto es lo que nos representa, si esto es lo que los españoles nos merecemos, entonces me paso al comunismo y tumbo el Estado. Sin duda, doy gracias por no votar. Gracias que no soy responsable de lo que salga el domingo de resultado.

· Daniel ·